La verdad es que conforme van pasando los días van aumentando mis lagunas, así que rogaría a los creadores o a cualquier otra persona que conozca el juego que me corrija mis posibles errores.
Dicho esto, pasamos a comentar el juego "Dijous, Mercat!" (Jueves, Mercado!), de Víktor Bautista y Josep M. Allué.
El juego es un filler de cartas, sencillo, familiar y divertido, con un curioso sistema de subastas a la baja. Somos vendedores en un mercado, y tenemos que obtener el mayor beneficio posible de nuestras mercancías. Cada turno, un cliente solicitará un producto, y se lo comprará a aquel vendedor que se lo ofrezca más barato. El vendedor cobrará el dinero correspondiente y comienza otro turno, con un nuevo cliente.
El juego utiliza cartas de tres tipos distintos:
- Cartas de producto: Contienen el dibujo de uno de los seis productos que se venden en el mercado.
- Cartas de cliente: Dos cartas de compradores de cada tipo de producto. Doce cartas en total.
- Cartas de dinero: Precio inicial del producto, al iniciar la subasta. El valor oscila entre 5 y 8 monedas.
En cada ronda, se sacan tantas cartas de cliente como de dinero. Comenzando por el jugador inicial, cada jugador indica si desea vender al primer cliente el producto solicitado. Si un jugador no posee mercancía de ese tipo, no puede vender, evidentemente. El primer jugador que quiera vender, pone a su producto el precio indicado en la carta de dinero correspondiente al cliente. Los siguientes jugadores que quieran vender van bajando el precio en una unidad. Se sigue bajando el precio hasta que todos pasen. Cuando todos pasen, el jugador dispuesto a vender más barato se deshace de la carta de producto correspondiente y cobra la cantidad de monedas convenida. Si en algún momento un jugador baja el precio del producto hasta llegar a una sola moneda, la subasta termina y ese jugador es el que vende el producto.
Cuando todas las cartas de cliente se acaban, se vuelven a barajar, pero eliminando cartas de cliente en secreto antes de cada barajado, con lo cual se crea una incertidumbre sobre si podremos vender, por ejemplo, esa butifarra que nos hemos quedado en la mano, ya que ignoramos si los clientes que quieren butifarra han sido eliminados del mazo. Cuando no quedan cartas para reponer la fila de clientes, acaba la partida y gana el jugador que más dinero haya conseguido vendiendo sus productos.
Como se ve, la mecánica es muy sencilla y se explica en unos minutos. Es un juego bastante divertido, especialmente en esas subastas en las que todo el mundo quiere colar como sea su producto y empieza a bajar el precio vertiginosamente.
Una pequeña pega es que me dió la impresión de que no era muy complicado llegar a vender todos los productos (a no ser que tuvieras la mala suerte de ver desaparecer a los dos compradores de un producto determinado). Quizá reduciendo el número de rondas se podría crear más tensión, aunque por otra parte, tal como está tampoco es malo. Queda más familiar y con menos "puteo". Además, que consigas vender todo no garantiza la victoria si lo has vendido muy barato.
En resumen, un juego familiar y divertido, de corta duración, adecuado para un momento de relax entre partida y partida de algo más dendo, o para acompañar la sobremesa familiar.
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