lunes, 18 de junio de 2007

Dalapapa

En uno de mis recientes viajes a Barcelona tuve oportunidad de jugar con Fran y Aidi a este curioso juego: el Dalapapa.
Su autor, el francés François Haffner, es un personaje destacado dentro del mundillo de los juegos de mesa en el país vecino. Aparte de diseñar juegos, Haffner es conocido por su página JeuxSoc, toda una referencia en lengua francesa para cualquier aficionado a los juegos de mesa.

Dalapapa es un juego abstracto, para 2 a 4 jugadores, con reglas sencillas y una duración de unos 30 minutos, aunque puede variar según el número de puntos a alcanzar por el vencedor, que es acordado por los jugadores.

Contenido

Dentro de la caja encontraremos una bolsa de tela, 120 fichas de madera (dalapapas) y manual de instrucciones en español, inglés, francés, alemán, italiano y holandés. Las instrucciones en estos idiomas, además del catalán, pueden ser descargadas desde aquí. Las dalapapas son fichas con un círculo de un color en su interior, y seis semicírculos en los bordes. Tienen, además, dos caras completamente diferentes.

Las reglas de colocación son sencillas. Cuando se coloque una ficha, los semicírculos de colores que toquen otras piezas deben coincidir en color. Es decir, si sólo un semicírculo contacta con otras piezas puestas anteriormente, debe ser del mismo color. Y si son varios semicírculos los que contactan, han de coincidir todos, de manera que se formen círculos uniformes.


Cuando se coloca una pieza, se cuentan los puntos conseguidos. Se pueden conseguir puntos por completar círculos, o por grupos de círculos:
  • Círculos: Por cada círculo que se complete al poner una ficha, el jugador obtiene un punto. Si se completan tres o más, los círculos a partir del tercero valen dos puntos.
  • Grupos de círculos: Si al colocar la pieza se cierra un grupo de círculos del mismo color que se tocan diagonalmente entre si, el jugador se anota tantos puntos como círculos haya en el grupo.
Se suman los puntos conseguidos al colocar la ficha por círculos y por grupos de círculos, y se anotan al jugador que ha realizado la jugada.

Ejemplos de puntuación de grupos de círculos

El desarrollo del juego es muy sencillo. Al principio de la partida se colocan los dalapapas en la bolsa y cada jugador toma una ficha. Comenzando por el jugador inicial, se colocan las fichas en la mesa, siguiendo las reglas, para establecer el tablero inicial. En esta ronda no se ganan puntos.

A continuación, cada jugador toma dos fichas. El jugador en posesión del turno ha de colocar una de sus fichas, según las reglas. Luego, si quiere, puede colocar la segunda ficha, pero pagando una penalización de cuatro puntos. Cuando haya colocado la(s) ficha(s), se anota los puntos conseguidos, roba fichas de la bolsa hasta completar dos en la mano y concluye su turno.

El juego termina cuando un jugador alcanza la puntuación que se haya establecido como tope al principio de la partida (entre 60 y 240 puntos). Se concluye la ronda, de manera que todos jueguen el mismo número de turnos, y el que más puntos haya conseguido, gana.

Como véis, el juego es sencillo, y no carece de atractivo visual. A pesar de que soy daltónico, no me costó distinguir los colores. Tampoco soy amante de los abstractos, y sin embargo el juego me pareció sencillo y comprensible. No aburre, y es un buen ejercicio para las neuronas, sin llegar a quemarlas. Como siempre, alguno habrá que caiga en "análisis parálisis", pero no es lo habitual. Sueles disponer de varias buenas opciones para puntuar.



En mi opinión, un juego bastante recomendable. En cinco minutos se han explicado las reglas y se puede jugar. Además, si se prescinde de la caja y de las instrucciones, se pueden meter los dalapapas en su bolsa de tela y ocupa muy poco, lo que hace que sea un juego fácilmente transportable.

domingo, 17 de junio de 2007

Encerrados

Vuelvo a retomar mi reto de reseñar a todos los finalistas del Primer Premio "Ciutat de Granollers". En esta ocasión le toca el turno a "Encerrados", de José Antonio Abascal.
Lo primero que llamaba la atención era el aspecto de la maqueta. Impresionante, sin duda.

El tablero, dispuesto para la partida

Se trata de un juego abstracto para dos jugadores, de corta duración (bueno, eso siempre depende de lo que se lo quieran pensar los contrincantes) y mecánica sencilla, con un punto de azar dado por las cartas.

A los lados del tablero central se pueden apreciar dos colecciones completas de todos los tetrominos (como las fichas del Tetris), además de los "triminos", "bimino" y "monomino" (ignoro si estos términos existen o me los estoy inventando).
En el centro tenemos una rejilla de 10x10 casillas, y frente a cada usuario, unas "chinchetas" con los que formar nuestros "barcos". Hay también un mazo de cartas. Cada carta representa una de las figuras situadas a los lados del tablero. Es decir, hay dos cartas de cada tipo, puesto que hay dos figuras de cada tipo.

Al principio del juego, los jugadores colocan sus "barcos" en el tablero. Para ello utilizan las "chinchetas". Cada uno pone un barco, alternativamente. Estos "barcos", en realidad, son figuras formadas con las chinchetas. No tienen por qué ser rectas. Pueden tener otras formas, siempre que las chinchetas se toquen de manera ortogonal. Cada jugador coloca un barco de tamaño 4, otro de 3, otro de 2 y tres barcos de 1. Los barcos han de estar separados entre si por al menos una casilla vacía.

Alfred y Teresa, enfrascados en una partida

Tras colocar los barcos, cada jugador coge cinco cartas del mazo. Cada carta, como hemos dicho, representa una de las figuras que hay en el lateral. Un turno consiste en jugar una carta, coger la figura que esta carta representa y colocarla en el tablero, descartar la carta jugada y robar una nueva. Cuando se acaben las cartas del mazo, se sigue jugando hasta que los jugadores hayan agotado todas sus cartas.

El objetivo del juego es encerrar (de ahí su nombre) las figuras que hemos hecho con las chinchetas. ¿Cómo se hace esto? Pues simplemente poniendo los tetrominos, triminos, etc. alrededor. Cuando alguien pone la última pieza que encierra una figura, sustituye las chinchetas de esa pieza por otras de su color, si era una pieza del rival. También puedes colocar la última pieza que encierra una de tus propias figuras. Con ello, te aseguras de que el rival no te la arrebate.

Al final de la partida, el jugador que ha conseguido colocar más chinchetas de su color en el tablero gana la partida.

Final de partida. Ganan los rojos por un punto

Es un juego bastante táctico, en el que dependes de las cartas que tengas en la mano, y de tu habilidad para usarlas. Las piezas de uno y dos cuadrados (monominos y biminos) son especialmente útiles, puesto que se pueden colocar casi en cualquier parte. Debido a ello, estas piezas tienen unas reglas especiales de colocación. Solo podrán ser colocadas en lugares donde no quepa una pieza mayor.

El juego es bastante entretenido, puede gustar mucho a los amantes de los abstractos, y da pie a usar muchas variantes.

Fue un placer para mí conocer a su autor, José Antonio Abascal, en la Fira de Granollers. Un hombre con bastantes ideas en la cabeza (me mostró otro prototipo que traía, un juego familiar con muy buena pinta). Un saludo, José Antonio.

miércoles, 13 de junio de 2007

Feria Jugar X Jugar. Día 4

Con mucho retraso debido a la falta de tiempo, termino mis comentarios sobre la feria (un mes después) mostrando las fotos del último día, en el que el gran protagonista fue el Circus Maximus de Jordi Roca (elroca).
Aparte del impresionante aspecto que ofrecía el juego, hay que dar un agradecimiento especial a Jordi, una de esas personas que conoces de vez en cuando que te hace recuperar la fe en la especie humana.
Jordi volvía de un viaje en Barco. En cuanto llegó a Barcelona, de madrugada, se fue a casa a coger todo lo necesario y de allí a Granollers a montar todo el tinglado. Cuando los jugadores llegamos ya estaba todo instalado, y Jordi preparado para enseñarnos a jugar. Muchas gracias, Jordi.



Tras la partida, que ganó el hijo de Lev (el chaval apunta maneras), a comer, y poco más. Jordi tuvo el detallazo de acercarme al aeropuerto, donde me encontré con la desagradable sorpresa de que Barajas estaba cerrado por tormenta, así que terminé llegando a las tantas a Madrid y durmiendo en casa de mi hermano.

Y poco más que contar. Fue verdaderamente una experiencia especial, no solo por el evento en si, sino por la gente que pude conocer. Seguro que no he mencionado ni a la mitad, pero agradezco a todos los buenos ratos que me hicieron pasar.

Un abrazo a todos.