domingo, 17 de junio de 2007

Encerrados

Vuelvo a retomar mi reto de reseñar a todos los finalistas del Primer Premio "Ciutat de Granollers". En esta ocasión le toca el turno a "Encerrados", de José Antonio Abascal.
Lo primero que llamaba la atención era el aspecto de la maqueta. Impresionante, sin duda.

El tablero, dispuesto para la partida

Se trata de un juego abstracto para dos jugadores, de corta duración (bueno, eso siempre depende de lo que se lo quieran pensar los contrincantes) y mecánica sencilla, con un punto de azar dado por las cartas.

A los lados del tablero central se pueden apreciar dos colecciones completas de todos los tetrominos (como las fichas del Tetris), además de los "triminos", "bimino" y "monomino" (ignoro si estos términos existen o me los estoy inventando).
En el centro tenemos una rejilla de 10x10 casillas, y frente a cada usuario, unas "chinchetas" con los que formar nuestros "barcos". Hay también un mazo de cartas. Cada carta representa una de las figuras situadas a los lados del tablero. Es decir, hay dos cartas de cada tipo, puesto que hay dos figuras de cada tipo.

Al principio del juego, los jugadores colocan sus "barcos" en el tablero. Para ello utilizan las "chinchetas". Cada uno pone un barco, alternativamente. Estos "barcos", en realidad, son figuras formadas con las chinchetas. No tienen por qué ser rectas. Pueden tener otras formas, siempre que las chinchetas se toquen de manera ortogonal. Cada jugador coloca un barco de tamaño 4, otro de 3, otro de 2 y tres barcos de 1. Los barcos han de estar separados entre si por al menos una casilla vacía.

Alfred y Teresa, enfrascados en una partida

Tras colocar los barcos, cada jugador coge cinco cartas del mazo. Cada carta, como hemos dicho, representa una de las figuras que hay en el lateral. Un turno consiste en jugar una carta, coger la figura que esta carta representa y colocarla en el tablero, descartar la carta jugada y robar una nueva. Cuando se acaben las cartas del mazo, se sigue jugando hasta que los jugadores hayan agotado todas sus cartas.

El objetivo del juego es encerrar (de ahí su nombre) las figuras que hemos hecho con las chinchetas. ¿Cómo se hace esto? Pues simplemente poniendo los tetrominos, triminos, etc. alrededor. Cuando alguien pone la última pieza que encierra una figura, sustituye las chinchetas de esa pieza por otras de su color, si era una pieza del rival. También puedes colocar la última pieza que encierra una de tus propias figuras. Con ello, te aseguras de que el rival no te la arrebate.

Al final de la partida, el jugador que ha conseguido colocar más chinchetas de su color en el tablero gana la partida.

Final de partida. Ganan los rojos por un punto

Es un juego bastante táctico, en el que dependes de las cartas que tengas en la mano, y de tu habilidad para usarlas. Las piezas de uno y dos cuadrados (monominos y biminos) son especialmente útiles, puesto que se pueden colocar casi en cualquier parte. Debido a ello, estas piezas tienen unas reglas especiales de colocación. Solo podrán ser colocadas en lugares donde no quepa una pieza mayor.

El juego es bastante entretenido, puede gustar mucho a los amantes de los abstractos, y da pie a usar muchas variantes.

Fue un placer para mí conocer a su autor, José Antonio Abascal, en la Fira de Granollers. Un hombre con bastantes ideas en la cabeza (me mostró otro prototipo que traía, un juego familiar con muy buena pinta). Un saludo, José Antonio.

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